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sábado, 17 de noviembre de 2007

Angel's bar

El bar más lindo de Londres. Se llama Candid bar y queda en un lugar rarísimo, en lo alto de una callecita cortada justo atrás de Angel st. Es precioso. Hay que abrir una puerta escondida y trepar por unas escaleras angostísimas que no parecen llevar a ninguna parte, superar varios entrepisos minúsculos y desembocar en un pequeño hall con puertita misteriosa a otro planeta. Primero está la cocina o la barra donde charlan las dueñas --unas españolas que, hay que decirlo, no están a la altura de su creación--, y después un salón lleno de sol, sillones antiguos, una especie de jardín de invierno otoñal (si es eso posible) con una mesa larguísima de madera y sillas de pana violeta, candelabros de verdad, y todo así, cálido y acogedor, como para quedarse para siempre. Elegimos el rinconcito de sillones rojos (que ceden con tanta facilidad) y mesa ínfima, al borde de la ventana de más sol. Latte y capuchino. Precepts, affects and concepts. El lugar perfecto para leer Deleuze y pensar que sus líneas de fuga llevan directo a una sopita casera o algúna otra deliciosa inmanencia que todavía no pude siquiera imaginar. De regreso, también se puede descender a tierra descolgándose por unas escaleras metálicas que desembocan en un patio que es galería de arte. N prometio fotos. Candid abre de 12 a 22 todos los días, casi un milagro en una ciudad donde todos los lugares posibles parecen desvanecerse a las 6 de la tarde. A hidden treasure of London y sin aviso. Habrá más?

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