Barcelona
Ciudad en bicicleta. Adrenalina y vértigo puro por las callejuelas del gótico, deslumbrando ante negocitos modernos del Raval, y el desorden del Borne, un barrio recién descubierto y casi marginal que ahora, en lugar de viviendas y edificios antiquisímos, tiene bares como el Sifon, rambla propia y el horrible gato gordo de Botero. Y al límite de todas las fuerzas, despues de una noche de memorables reencuentros, balcón, Ambar y arboles en caída, alcanzamos también la Grazia, con sus plazas del Diamante, de la Revolución, John Lennon y del Sol. Una de ella habitada por el temible y casi asesino Gran Perro Blanco. Pero también hubo una casa... y los bailes con Teo, una preciosura de 3 años y medio, que dice chaqueta y vosotros y que hasta nos enseñó cómo hacer despegar una nave... Gracias familia Fuks, a los cuatro.
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