Buda

Buda-Pest, Pest-Buda...Nuestro depto estaba en Pest, la ciudad nueva, en plena zona de embajadas, peatonales, hiper posh. Enorme, tres banios, dos cocinas, y los Pulus pidieron el far away room que ademas era en suite. Hubo paseos infinitos en la nieve, panqueques de nutella en mercados impecables, tranvias para cruzar un puente, paseos por castillos, cafecito en el bar de la Opera, noche de tango y disco hungara, y excursion a Memento Park, un lugar imposible en las afueras de la ciudad, donde estan reunidas estatuas del regimen sovietico y hasta las botas de Stalin, derrumbadas en la revolucion del 56. Pero lo mejor fueron los baños termales. Llegamos tarde, ya eran las 7 y era de noche. Una mansion en el medio de un parque. Guardar todo en un locker y salir en biquini a alquilar una toalla (apenas mas gruesa que una sabanita) y despues salir a la intemperie y en panico de morir congelada con - 5 grados zambullirse en una pileta infinita, apenas visible bajo el vapor, de agua caliente, calentisima. Y nada mas. Dejarse llevar por los laberintos de agua y las fuentes y tal vez correr al edificio de enfrente a recorrer los multiples saunas, sin respirar porque quema mucho, y pasar a otra pileta, esta vez cubierta, chiquita y con olor a limon, y probar otra mas, y mientras todos charlan caer en trance total, completo, solo para despertar y correr por ultima vez a la pileta mas grande de afuera. Y ver las estrellas y flotar de a dos, hasta que la voz hungara, pasadas las 10, obligue abrir los ojos de nuevo.