Lester' night fever
Salida un poco demorada y no precisamente por mi culpa (qué hogareño que se viene el post-masculinismo), enfilamos hacia un down-town en zona de riesgo bien entrada la medianoche: pubs que cierran, borrachos que ya están de vuelta, vestiditos mínimos, nunca una media (qué hablar de una doble), remeras blancas, nunca un ponchito, en fin, todo un clásico de provincia. Por suerte, queda algo abierto en una esquina liminal. Mojito, caipirinhia y Hoegaarden beer. Un inexplicable grupo de festivos españoles y argentinos buscando extremar las coincidencias y una escalera que conduce a un salón en el cielo: acaso una fiesta privada? No sabemos, no importa, hay baile. La pista está amablemente concurrida y abierta a desconocidos. Unos primeros movimientos tímidos, como ensayados desde un rincón, evaluando el terreno. Una pint más y todo circula mejor. Becoming childs, becoming others. Cada tema es una promesa renovada y un nuevo desafío y así se puede seguir para siempre. El tiempo no es nada hasta que la última elección del dj nos deja a los tres vacilantes y, según lo convenido, se empieza a emprender la retirada. En el salón, la queja es unánime. "Come on, don't go, don' t leave...!" y, la frase que resonará para siempre en nuestros corazones, "You are dancers!".
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